Origen de la tragedia
La tragedia tuvo su origen en Grecia,
como ceremonia en honor de Dionisio, en los principios se sacrificaba un
macho cabrío y se cantaba y danzaba, mientras una persona (más tarde
el corifeo), recitaba unos versos.
Tespis transformó los cantos en tragedia
al reemplazar al recitante por un actor que interpretaba un personaje
(s. VI a.C.).
A finales del siglo VII las comunidades
arcaicas lograron una estabilidad sociopolítica, que permitió
aglutinar diversas instancias de integración de la polis.
Éstas reuniones tenían un carácter religioso, influido por los nuevos
contactos comerciales de los helenos con los pueblos orientales. De esa
zona procede un culto que define la apariencia como contenido abismal de
lo desconocido de nuestra identidad. Este culto se centró en Dionisio y
en su rol liberador como dios de lo subyacente.
Distintas
polis comenzaron a celebrar una festividad carnavalesca en la que se
legitima la libre expresión de lo reprimido.
La celebración del mito dionisíaco
tiene dos vertientes: una, centrada en las ménnades, mujeres
pertenecientes al séquito del dios y poseídas de un ímpetu destructor
que se resolvía al amanecer en una reconciliación con la matriz
creativa de la naturaleza. Los hombres estaban excluidos de esta
celebración y esta se hacía en lo más encubierto de los montes, la
segunda vertiente engloba toda la
polis que celebraba el nacimiento de los retoños y la pisada de la uva
con carnavales urbanos, donde se paseaba una figura de madera,
representando a una joven de rasgos orientales, coronado con pámpanos.
En esa celebración de la cóme (aldea)
se cantaban himnos ora procaces, ora solemnes, estos eran cantados por
toda la comunidad y se los acompañaba con música. Con el paso de
tiempo este ritual fue perfeccionándose y con los poetas apareció el
encargado social de la elaboración de los cantos, es lícito entonces,
decir, que la Tragedia, al igual que la comedia, surgen de la
sistematización de festividades colectivas, siendo el coro
(símbolo del pueblo reunido) lo primero que se perfila con claridad en
la formación de la tragedia.
Más adelante se estableció un agón
(combate y luego agonía) En este agón
participaban los poetas con sus creaciones, las mejores se
incorporaban al repertorio del coro de las grandes dionisias urbanas.
El sustrato mítico coloca a
Tespis como el primero que separa a un actuante de la masa coral
y éste dialoga con el coro, el coro cantaba y le respondía cantando, y
el personaje, que más tarde se llamó Corifeo, contestaba e inquiría
hablando.
La institucionalización de la tragedia
se la debemos al tirano de Siracusa, Dionisio, quien proporcionó fondos
reales para las dionisias urbanas
y en especial para la nueva forma de
celebrarlas: La representación de los ditirambos,
antecedente primero de la tragedia. De esta forma no se sabe mucho, se
supone que un corifeo
interactuaba con un coro de hasta cincuenta personas, que además
bailaban: El rol del baile es fundamental en la formación de la
tragedia, pues el contagio emotivo lo provocaba el coro, al bailar las
partes más emocionantes del texto del autor.
La polis
estableció un espacio físico fijo para representar la tragedia, éste
se emplazó inmediatamente al lado de los centros administrativos de la
ciudad: El Theatron, un espacio al
aire libre, cuya forma conocemos como anfiteatro, legitimando la
institución social del teatro, pues para el griego su teatro era una
fuente de educación, liberación y goce.
Rápidamente otros anfiteatros fueron
construidos en otros centros ceremoniales, pero por excelencia se lo
ubicó en las acrópolis de cada polis.